Ustedes son capricho;
llegan a mí sin aviso,
sin pudor y sin permiso.
Abro la puerta confiada,
sin chistar y cuando veo,
ya están ahí sentadas.
Las que quedan afuera
entran por la ventana.
No encuentro yo qué hacer,
las miro destemplada,
confundida, sin sentido,
y me siento amenazada.
¿Qué hay detrás de tanto ajuar de macramé?
¿Una verdad escrita, una frase famosa,
un significado oculto, una respuesta misteriosa?
Pero ellas llegan sin aviso,
sin llamada y sin permiso,
ignoran mi incógnita
y me dejan sin juicio.
Me miran entonces y ahí estoy yo:
encrucijada.
Porque detrás no hay nada.
De tanto emperifollarse, no tienen tacto ni razón.
Cierto, digo, son capricho, vanidosas y empolvadas,
como pastelitos puestos para engordar la mascada.
sábado, 28 de enero de 2012
viernes, 20 de enero de 2012
santos
Mujer cobarde, poeta sin sangre
De qué me sirve farfullar
Si por segundona no hay uno
Ni uno solo que me aguante
Todo tiempo presente fue mejor
Así vamos capeando el tiempo
Y por cada segundo muerto
Haciendo de tripas corazón
"Vamos", digo, somos quiénes
No más yo, que no hay función
No hay asistente ni televidente
No hay corte ni confección
Soñé que paseaba desnuda
Pilucha cual bataclana
Los caballeros me adoraban
Las señoras se persignaban
Y a dónde me lleva el sueño
Pues a ninguna parte
Qué hacer, si no soy femme fatale
Tampoco ninfa elegante
Para qué contar las ganas
De desplegar el arsenal
O -más femenina- el ajuar
Metáfora, claro está
Del zapato con ampolla
El vestido doloroso
El misterio gozoso
Y el culebrón cebolla
Aquí yace humedecido
Roído y ahumado
De talla estrecha
De cierre oxidado
Por tener el nervio
De quemar el sacramento
Junto con los piojos
Y la foto del muerto
Se me helaron los huesos
Me sequé los llantos
Y me quedé con lo puesto
A desvestir santos
De qué me sirve farfullar
Si por segundona no hay uno
Ni uno solo que me aguante
Todo tiempo presente fue mejor
Así vamos capeando el tiempo
Y por cada segundo muerto
Haciendo de tripas corazón
"Vamos", digo, somos quiénes
No más yo, que no hay función
No hay asistente ni televidente
No hay corte ni confección
Soñé que paseaba desnuda
Pilucha cual bataclana
Los caballeros me adoraban
Las señoras se persignaban
Y a dónde me lleva el sueño
Pues a ninguna parte
Qué hacer, si no soy femme fatale
Tampoco ninfa elegante
Para qué contar las ganas
De desplegar el arsenal
O -más femenina- el ajuar
Metáfora, claro está
Del zapato con ampolla
El vestido doloroso
El misterio gozoso
Y el culebrón cebolla
Aquí yace humedecido
Roído y ahumado
De talla estrecha
De cierre oxidado
Por tener el nervio
De quemar el sacramento
Junto con los piojos
Y la foto del muerto
Se me helaron los huesos
Me sequé los llantos
Y me quedé con lo puesto
A desvestir santos
jueves, 12 de enero de 2012
borrador
Voy a tragar conejitos
Para ser el tímido eco tuyo
Uno ínfimo cada noche
Y seguir la sombra tuya
Por la vereda, las esquinas
La silla, las ventanas
El tejado, los rieles
El puente, las escalas
Sólo al dormir la sombra tuya
Y al desvelar de una bocanada
Limpiar del polvo las persianas
Escuchar la música desencajada
Sólo al dormir
La sombra tuya
De la música el coro
Del teatro la marquesina
La sombra tuya
El beso ausente
El grito en el bostezo
Los pasos decadentes
Al dormir la copa
De vino lujuriosa
Al despertar la taza
De café tormentosa
Al declarar la pluma
De tinta caprichosa
Al declamar el fuego
De madera suntuoso
He de tragar los cuentos
Las bromas de papel
Los versos muertos
Tragar desesperadamente
Cuatro veces cardinales
Los cuatro puntos que encuentre
He de vagar durmiente
Noctámbula por los muelles
A paso frío
A pie latente
He de morder los fuelles
La alfombra, los flecos,
El algodón, los ribetes
De boca en boca los dientes
De pasillo en pesadilla
De verbo discreto
En verso prudente
Para ser el tímido eco tuyo
Uno ínfimo cada noche
Y seguir la sombra tuya
Por la vereda, las esquinas
La silla, las ventanas
El tejado, los rieles
El puente, las escalas
Sólo al dormir la sombra tuya
Y al desvelar de una bocanada
Limpiar del polvo las persianas
Escuchar la música desencajada
Sólo al dormir
La sombra tuya
De la música el coro
Del teatro la marquesina
La sombra tuya
El beso ausente
El grito en el bostezo
Los pasos decadentes
Al dormir la copa
De vino lujuriosa
Al despertar la taza
De café tormentosa
Al declarar la pluma
De tinta caprichosa
Al declamar el fuego
De madera suntuoso
He de tragar los cuentos
Las bromas de papel
Los versos muertos
Tragar desesperadamente
Cuatro veces cardinales
Los cuatro puntos que encuentre
He de vagar durmiente
Noctámbula por los muelles
A paso frío
A pie latente
He de morder los fuelles
La alfombra, los flecos,
El algodón, los ribetes
De boca en boca los dientes
De pasillo en pesadilla
De verbo discreto
En verso prudente
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