viernes, 9 de noviembre de 2018

cuento consumista de complementarias

A ella le faltaba la pierna izquierda, a mí la derecha. O, más bien, yo tenía la izquierda y ella la derecha. Nos encontramos frente a frente en la vereda, como cuando no sabes por qué lado seguir y sin querer se forma un vaivén bastante torpe y ridículo, sólo que en este caso era con muletas.
El punto es que le dije "oye, dejémonos de bailar y vamos a comprar zapatos. Podemos comprar un solo par y luego otro par y así ya nunca gastaremos el doble". Me miró un par de segundos y se largó a reir. Calculo que en el rato previo a la risa, no sólo estaba un poco perpleja, sino también dándose tiempo para examinar mi estilo.
Entonces me dijo "ya, ¿tienes tiempo ahora?".
Fue una de las formas en que hice una amiga y cuando íbamos a comprar juntas, llegábamos a la zapatería, yo la miraba y le decía "escoja".

hay un mundo

Hay un hombre con abrigo
en la vereda, sin su mujer
entre el frío y la nostalgia
hay un hombre sin abrigo

Hay un niño con juguete
en un puente, con su madre
entre la inocencia y el odio
hay un niño que es un lobo

Hay una señora con canasto
en la plaza, con su perro
entre la paz y el desamparo
hay una señora con pasado

Hay un joven con cigarro
en el cruce y solitario
en libertad con servidumbre
hay un joven sin futuro

Hay una mujer que tararea
junto al río una canción
entre río y el cerro
hay una mujer que se marea

Hay un mundo que se mueve
en un punto, gira y gira
entre un cielo y otro cielo
hay un mundo que se muere

lunes, 3 de septiembre de 2012

ninguno


Y menos mal que vienen también
No sólo las golondrinas de otros poemas
Sino los cuervos
Y los buitres de otros cuentos
Sobre todo los cuervos

Que de gallinas peladas
Y de palomas sucias
Estoy clueca

De estos versos
De esos besos
Estoy seca

Esta garra me saca la masa muerta
Palpitante del pecho
La arrastra a los rincones
Donde la humedad se soslaya indecente

Me vienen a hablar de amores
Que me restriegan en la cara
Los estertores de sus camas
No me hagan enojar

Que muera, que mueran
Que mueran todos de hambre
Del hambre de la caricia
Que mueran todos
Y se lamenten

Porque si no es para todos
Pues no es para ninguno