En esta época nuestros íconos mueren,
nuestros ídolos mueren, nuestros amores mueren.
Y nos volvemos un poco viejos;
el corazón, como de cera,
se va haciendo a nuevos moldes,
los amores de la era.
Cada lágrima se llena en tres vueltas de reloj
para rodar sobre sí misma sin temor.
Pero no desperdiciamos llanto,
ya atesoramos la sal del cuerpo,
que adora cada paso caminado,
cada tramo de pasto, cada flor anónima.
Con nuestros grandes iremos a parar,
al único lugar donde somos iguales,
en tertulias eternas de poesía y sangre.
Bebiendo la luz del día,
mirando a los hijos rodar
el siglo hacia otras praderas.
jueves, 17 de mayo de 2012
lunes, 7 de mayo de 2012
para ser
-¿Para qué el arte?- preguntó un día.
-Si ya existen las estrellas, las montañas, el fuego.
Para poner un reflejo de la famosa crueldad
y la infame belleza frente a los ojos.
Para recrear la vida y la muerte,
como un eco desesperado del universo.
Para recordar a qué se viene,
para replicar el sentido y el pulso.
Para dar un grito y decir
"aquí estoy, como me llamaste,
aquí estoy para ser y no soy nada
si no llego a ser el brillo de tu espejo".
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