-Dónde estás- le preguntó ella por el teléfono.
-En la vereda del río, en la rivera de la calle- respondió.
-¿Volverás a la casa?
-Volveré cuando te vayas.
-Yo nunca me iré.
-Entonces no regresaré jamás. Me quedaré recorriendo todos los caminos hasta volverme mendigo y un día me verás sucio, hambriento, sediento, susurrando frases inconexas como secretos revelados a los transeúntes.
Y me darás plata para que tome vino.
Luego te preguntaré si aún vives ahí, en esa casa con ventanas pequeñas que llenaste de plantas carnívoras que se metían en la tina cuando me estaba bañando, que urgaban en mi plato cuando estaba almorzando, que me devoraban los dedos de los pies cuando estaba durmiendo.
Me responderás que no, que el día que no yo no volví, tú hiciste las maletas, partiste a vivir con tu padre y el gato quedó en la casa de la vecina, la del almacén, la que vendía guagüitas de malva a 100 pesos la bolsita.
sábado, 29 de agosto de 2009
lunes, 13 de abril de 2009
buey
Con un aro en una pata
Y unas alas en la otra
Adivino tus días y trazo
El oscuro mapa
De tus noches
Ojo de buey, ¿me ves?
Desde el verde te miro
Me escondo
Camino en sigilo
Sin mover la hierba huelo
La ronca dulzura
El vapor que exhala
Tu último bufido
Llevas en el lomo el peso
De haber negado la ternura
Y unas alas en la otra
Adivino tus días y trazo
El oscuro mapa
De tus noches
Ojo de buey, ¿me ves?
Desde el verde te miro
Me escondo
Camino en sigilo
Sin mover la hierba huelo
La ronca dulzura
El vapor que exhala
Tu último bufido
Llevas en el lomo el peso
De haber negado la ternura
lo que intento
Lo que yo intento es cueca. Casi nunca me gusta la grasa ornamental de la lírica preciosa. Ahí la pureza del timbre se pierde en rincones embelesados, a veces sin sentido. Lo que yo escribo es orgánico y no quiero hacer gala de carnavales inventados para la ocasión, carnavales sin historia. Lo que yo escribo es higuera cargada de frutos toscos y huellas en el barro. Lo que intento es recrear amanecidas con chispa luminosa en la sonrisa, en la mirada que se llena con círculos de luz; abrazos borrachos, cantos de palomas, tronar de catres.
martes, 10 de marzo de 2009
the trip
Vaga por los andenes sin norte, siempre ha tenido sólo sur.
Se pierde entre las escaleras, confunde las combinaciones.
Toda la vida las confundió y ahora, en una de esas escaleras descubre
que la juventud era sólo una estación para adolescer
y esperar a que el instinto sacro y el santo error
la llevaran por todos los caminos que hay.
Se pierde entre las escaleras, confunde las combinaciones.
Toda la vida las confundió y ahora, en una de esas escaleras descubre
que la juventud era sólo una estación para adolescer
y esperar a que el instinto sacro y el santo error
la llevaran por todos los caminos que hay.
las palabras
Las palabras están ahí
Para que yo las tome
Se desprenden fácilmente
Cuando están maduras
La rama queda intacta
Para que yo las tome
Se desprenden fácilmente
Cuando están maduras
La rama queda intacta
miércoles, 4 de marzo de 2009
¿cuánto cabe en esta cabeza?
A un tiempo (dos puntos)
El segundo movimiento de la Novena,
El 23 de Rayuela,
Una escena erótica hipotética
Y “desconozco el tiempo y vida y no me gusta el sol,al que me dé y no le pida sufrirá de amor”.
5 cosas
Cinco, más que cuatro.
Porque también está
la sensación en el tronco la inquietud
que llega tarde arriba subiendo dudosa la escalera tanteando los peldaños porque no puedo encontrar su nombre para atraerla más persuadirla con más autoridad
y la llamo así bajito con esa voz de ansiedad de los sueños que no pasa del umbral de la boca
Ese aliento que no sale.
Rápido inventar su nombre me digo sin decir,
que ya no llega y se queda ahí la muy tímida en el rellano de la otra boca, la del estómago…
Y ahí aparece, el oportuno (dos puntos)
“La mano por debajo de la piel”.
Lo que yo estaba a punto de identificar
pequeñamente como un deseo.
¡Diablos, Oliveira y Salud!
justo en el capítulo 23.
(4 cosas.
Cuatro y no cinco.
Porque la Novena pasa por mi oreja,
entra y sale a intervalos regulares).
El segundo movimiento de la Novena,
El 23 de Rayuela,
Una escena erótica hipotética
Y “desconozco el tiempo y vida y no me gusta el sol,al que me dé y no le pida sufrirá de amor”.
5 cosas
Cinco, más que cuatro.
Porque también está
la sensación en el tronco la inquietud
que llega tarde arriba subiendo dudosa la escalera tanteando los peldaños porque no puedo encontrar su nombre para atraerla más persuadirla con más autoridad
y la llamo así bajito con esa voz de ansiedad de los sueños que no pasa del umbral de la boca
Ese aliento que no sale.
Rápido inventar su nombre me digo sin decir,
que ya no llega y se queda ahí la muy tímida en el rellano de la otra boca, la del estómago…
Y ahí aparece, el oportuno (dos puntos)
“La mano por debajo de la piel”.
Lo que yo estaba a punto de identificar
pequeñamente como un deseo.
¡Diablos, Oliveira y Salud!
justo en el capítulo 23.
(4 cosas.
Cuatro y no cinco.
Porque la Novena pasa por mi oreja,
entra y sale a intervalos regulares).
martes, 3 de marzo de 2009
domingo, 22 de febrero de 2009
que no creo
Dices que yo no creo.
¿Qué nombre puedo darle a la fe que me compone y me sobrepasa? ¿Te parece que mis lágrimas son infieles? ¿Ves incredulidad en mi risa? Creo en todo lo que es porque existe. En todos los que creen y en lo que creen, aun cuando no saben que están creyendo. En el agua que entramos por la boca y sacamos por los ojos; en el amor que traemos envuelto en gasas quirúrgicas; en los ojos de los hijos; en las manos de los padres; en la luz de los colores que me encandilan cuando despierta la primavera. Y así creo en la caída del invierno sobre la gente expectante de luz, congeladas las lágrimas que se derretirán con el calor del sol en agosto. Y creo en lo que es divino: en la taza de té y en los adoquines de la vereda. En el árbol del camino y en el grillo que oigo sonar lejos, mucho más allá de la ventana. Y creo en el dolor y en la ingobernable felicidad. En la risa. creo en mi muerte y en el brujo poder de las palabras. No me pregunto ya quién me hizo; si vengo del maíz, de aquella costilla o de la cabeza demente de un dios pagano. Porque ya estaba aquí cuando empezó, así como todos estábamos (antes que Dios). Como estaban las piedras y los zapatos, las máquinas y el polvo. Como estaban los infieles y los descreídos y como estaban los curas, que escondían la culpa por debajo de la sotana.
¿Qué nombre puedo darle a la fe que me compone y me sobrepasa? ¿Te parece que mis lágrimas son infieles? ¿Ves incredulidad en mi risa? Creo en todo lo que es porque existe. En todos los que creen y en lo que creen, aun cuando no saben que están creyendo. En el agua que entramos por la boca y sacamos por los ojos; en el amor que traemos envuelto en gasas quirúrgicas; en los ojos de los hijos; en las manos de los padres; en la luz de los colores que me encandilan cuando despierta la primavera. Y así creo en la caída del invierno sobre la gente expectante de luz, congeladas las lágrimas que se derretirán con el calor del sol en agosto. Y creo en lo que es divino: en la taza de té y en los adoquines de la vereda. En el árbol del camino y en el grillo que oigo sonar lejos, mucho más allá de la ventana. Y creo en el dolor y en la ingobernable felicidad. En la risa. creo en mi muerte y en el brujo poder de las palabras. No me pregunto ya quién me hizo; si vengo del maíz, de aquella costilla o de la cabeza demente de un dios pagano. Porque ya estaba aquí cuando empezó, así como todos estábamos (antes que Dios). Como estaban las piedras y los zapatos, las máquinas y el polvo. Como estaban los infieles y los descreídos y como estaban los curas, que escondían la culpa por debajo de la sotana.
martes, 17 de febrero de 2009
domingo, 8 de febrero de 2009
lugar común
Como el surco que va
desde la nariz hasta los labios
Y la hondura que hay
entre los labios y el mentón
Como el nombre del lugar que está
entre el tobillo y el talón
Y el que se encuentra al interior de los codos
Como se llama el espacio que se esconde
tras el lóbulo de la oreja
Y el camino que baja por el centro de la espalda
desde la nariz hasta los labios
Y la hondura que hay
entre los labios y el mentón
Como el nombre del lugar que está
entre el tobillo y el talón
Y el que se encuentra al interior de los codos
Como se llama el espacio que se esconde
tras el lóbulo de la oreja
Y el camino que baja por el centro de la espalda
sábado, 7 de febrero de 2009
vampiros
Declaran que el amor es una enfermedad venérea. ¡y cuidado! dicen; que lo que es mortal puede ser eterno y lo que eterno tiende a ser mortal.
las últimas tres verdades
El huevo es primero.
La tierra es el centro del universo.
El paisaje se mueve.
La tierra es el centro del universo.
El paisaje se mueve.
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