Vaga por los andenes sin norte, siempre ha tenido sólo sur.
Se pierde entre las escaleras, confunde las combinaciones.
Toda la vida las confundió y ahora, en una de esas escaleras descubre
que la juventud era sólo una estación para adolescer
y esperar a que el instinto sacro y el santo error
la llevaran por todos los caminos que hay.
martes, 10 de marzo de 2009
las palabras
Las palabras están ahí
Para que yo las tome
Se desprenden fácilmente
Cuando están maduras
La rama queda intacta
Para que yo las tome
Se desprenden fácilmente
Cuando están maduras
La rama queda intacta
miércoles, 4 de marzo de 2009
¿cuánto cabe en esta cabeza?
A un tiempo (dos puntos)
El segundo movimiento de la Novena,
El 23 de Rayuela,
Una escena erótica hipotética
Y “desconozco el tiempo y vida y no me gusta el sol,al que me dé y no le pida sufrirá de amor”.
5 cosas
Cinco, más que cuatro.
Porque también está
la sensación en el tronco la inquietud
que llega tarde arriba subiendo dudosa la escalera tanteando los peldaños porque no puedo encontrar su nombre para atraerla más persuadirla con más autoridad
y la llamo así bajito con esa voz de ansiedad de los sueños que no pasa del umbral de la boca
Ese aliento que no sale.
Rápido inventar su nombre me digo sin decir,
que ya no llega y se queda ahí la muy tímida en el rellano de la otra boca, la del estómago…
Y ahí aparece, el oportuno (dos puntos)
“La mano por debajo de la piel”.
Lo que yo estaba a punto de identificar
pequeñamente como un deseo.
¡Diablos, Oliveira y Salud!
justo en el capítulo 23.
(4 cosas.
Cuatro y no cinco.
Porque la Novena pasa por mi oreja,
entra y sale a intervalos regulares).
El segundo movimiento de la Novena,
El 23 de Rayuela,
Una escena erótica hipotética
Y “desconozco el tiempo y vida y no me gusta el sol,al que me dé y no le pida sufrirá de amor”.
5 cosas
Cinco, más que cuatro.
Porque también está
la sensación en el tronco la inquietud
que llega tarde arriba subiendo dudosa la escalera tanteando los peldaños porque no puedo encontrar su nombre para atraerla más persuadirla con más autoridad
y la llamo así bajito con esa voz de ansiedad de los sueños que no pasa del umbral de la boca
Ese aliento que no sale.
Rápido inventar su nombre me digo sin decir,
que ya no llega y se queda ahí la muy tímida en el rellano de la otra boca, la del estómago…
Y ahí aparece, el oportuno (dos puntos)
“La mano por debajo de la piel”.
Lo que yo estaba a punto de identificar
pequeñamente como un deseo.
¡Diablos, Oliveira y Salud!
justo en el capítulo 23.
(4 cosas.
Cuatro y no cinco.
Porque la Novena pasa por mi oreja,
entra y sale a intervalos regulares).
martes, 3 de marzo de 2009
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